Ese balanceo que siento, suave y eterno... pensaba que se trataba de un
ligero mareo. Pero al despertar y pisar lo que yo pensaba que era el
suelo, una caricia de terciopelo me sobrecogió erizándome cada vello.
Danzando de un lado, a otro; de un lado, a otro... bailando el vals del mar, las aguas poco movidas y las algas meciéndose tranquilas. Y yo, con ellas.
Danzando de un lado, a otro; de un lado, a otro... bailando el vals del mar, las aguas poco movidas y las algas meciéndose tranquilas. Y yo, con ellas.
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